martes, 18 de noviembre de 2008

CONDUCTISMO
Con la publicación, en 1913, del artículo de John B. Watson (1878-1958), La psicología, tal como la ve el conductista, nació la nueva escuela conductista, que se había desarrollado a partir de los estudios del comportamiento animal. Los conductistas pensaban que no valía la pena intentar imaginarse lo que la gente ve o siente (como hacían los estructuralistas) y cómo piensan y porqué (como hacían los funcionalistas). En su lugar se concentraron en lo que realmente podían ver. Dicho de otra forma, estudiaban comportamientos y hechos observables. Reemplazaron la introspección, como método de investigación, por estudios de laboratorio sobre el condicionamiento, un tipo de aprendizaje.
El funcionalismo fue desafiado pronto por el conductismo, el estudio del comportamiento manifiesto, observable. El conductista John B. Watson objetó la definición de la psicología como el estudio de la “mente” o de la “experiencia consciente”. “La introspección”, dijo, “no es científica”. Watson se percató de que podía estudiar el comportamiento animal aunque no pudiera hacerles preguntas a los animales ni saber lo que estaban pensando.
Simplemente observó la relación entre los estímulos (eventos en el ambiente) y las respuestas (cualquier acción muscular, actividad glandular u otra conducta identificable) de un animal. ¿Por qué no aplicar, razonaba, la misma objetividad al estudio de los humanos?
Watson adoptó pronto el concepto de condicionamiento del fisiólogo ruso Iván Pavlov para explicar casi todo el comportamiento. Una respuesta condicionada es una reacción aprendida ante un estímulo particular. Watson proclamó con entusiasmo: “Denme una docena de bebés saludables, bien formados y, con mi propio mundo especial para criarlos, les garantizo que tomaría a cualquiera de ellos al azar y lo entrenaría para convertirse en cualquier tipo de especialista que yo seleccione: doctor, abogado, artista, comerciante y, sí, mendigo y ladrón” (Watson, 1913).
En la actualidad, casi todos los psicólogos considerarían que la afirmación de Watson era una exageración. Sin embargo, el conductismo afectó profundamente a la psicología porque le ayudó a establecerse como una ciencia natural, en lugar de una rama de la filosofía (Richelle, 1995).
Uno de los conductistas modernos más conocidos, B.F. Skinner (1904-1990), dijo: “Para entender el comportamiento humano debemos tomar en cuenta lo que el ambiente le hace a un organismo antes y después de que responda. La conducta es moldeada y mantenida por sus consecuencias” (Skinner, 1971). Como un “conductista radical”, Skinner creía que los eventos mentales son innecesarios para explicar el comportamiento.
Por supuesto, no todos los críticos han malinterpretado a Skinner. El énfasis conductista en el comportamiento visible tiende a ignorar el pensamiento. Esto ha conducido a algunos observadores a acusar en forma irónica que la psicología skinneriana ha “perdido la conciencia”.
B. E. Skinner (nacido en 1904) no sólo es hoy el conductista más importante, sino también una de las personalidades más destacadas de la psicología. Su esencial aportación ha sido en el área del condicionamiento operante.
Aunque utilizó ratas y palomas para de terminar los efectos de diferentes programas de reforzamiento, también fueron importantes sus investigaciones directamente aplicables a ¿a persona humana. Una de sus invenciones fue la “cuna de aire”, una amplia caja de temperatura controlada, donde mantuvo a su propia hija durante los dos primeros años de vida. Aunque se habló mucho de esta caja, nunca fue un éxito comercial.
Una importancia mucho mayor tuvieron las máquinas de enseñanza, y los programas de modificación del comportamiento que desarrolló empleando los principios del refuerzo que había descubierto en sus investigaciones con ratas y palomas.
La mayor contribución de los conductistas fue el uso del método científico para estudiar el comportamiento. Este método se apoyaba en los comportamientos y hechos observables, en contraste con las medidas introspectivas anteriores.
El conductismo también expandió las miras de la psicología, incluyendo los estudios sobre animales como una forma de aprender más sobre las personas.
Esta escuela ayudó a la psicología a convertirse en una disciplina realmente cien tífica y trazó el camino hacia el futuro, a pesar de que su simplicidad le impedía tratar satisfactoriamente aquellos factores psicológicos que no son observables, incluyendo entre estos casi todas las emociones y pensamientos. Hoy día el mayor desacuerdo con el conductismo se debe a su negación de los procesos cognitivos; esta preocupación ha hecho surgir lo que se conoce como la «revolución cognitiva».
El conductismo todavía tiene mucho impacto y aún mantiene una importante presencia en el panorama psicológico americano. Sin embargo, muchas de esas críticas son respondidas por el conductismo cognoscitivo, una perspectiva más amplia que combina el pensamiento y el control ambiental para explicar el comportamiento.
No obstante, el conductismo estricto sigue vivo y saludable y tiene muchos defensores.
Los conductistas merecen crédito por descubrir mucho de lo que sabemos sobre aprendizaje, condicionamiento y uso apropiado de la recompensa y el castigo. La modificación de la conducta es otro producto valioso del conductismo. En la modificación de la conducta, se usan los principios del aprendizaje para cambiar comportamientos problemáticos como la sobrealimentación, los temores irreales o los berrinches.

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